Reflexiones sobre las elecciones (Arg-2025).

Las elecciones del pasado domingo 7 de septiembre en la Provincia de Buenos Aires dejaron un tendal de incertidumbre, comentarios, enojos y festejos. Me dediqué los últimos días a leer y escuchar varios de ellos, así como a pensar los propios. Este breve posteo no es más que una simple sintesís de mis reflexiones.

Factores estructurales.

Explicar el resultado de una elección nunca es fácil, probablemente la gente votó por su condición económica inmediata o por la agenda coyuntural (diré algo de esto más adelante), pero adentrarnos en las reglas nos permite entender ciertos comportamientos de votantes y políticos.

En primer lugar, la elección desdoblada es un subproducto de una reforma del sistema de votación tras la adopción del Congreso Nacional de la Boleta Única a Papel. Esta modificación provocó que los bonaerenses tengan que votar en “dos” cuartos oscuros, uno para cargos nacionales y otro para cargos provinciales. Este hecho es independiente de la simultaneidad o no de las elecciones. Como ya sabemos, por decisión de Kicillof y probablemente motivado por un miedo al arrastre de Milei, las elecciones locales se anticiparon. Lo que nos deriva en el segundo aspecto.

El segundo factor estructural reside en ser la primer elección de su tipo no concurrente (es decir, que se vota un día diferente a las nacionales) de la PBA. La relevancia de esta primera experiencia se encuentra en que los candidatos no podían poner sus caras en la boleta acompañadas de la cara del gobernador o de un político nacional. Aunque para aquellos que no somos de la PBA esto nos parece menor, estamos más acostumbrados, la Provincia tiene – prácticamente desde sus inicios – una fuerte dependencia de las elites políticas nacionales. De hecho, los últimos dos gobernadores ni siquiera son nacidos y críados en la PBA. Tampoco lo son muchos de sus actuales referentes.

Por último, se ponían en juego la renovación de Consejos Deliberantes y de la Legislatura Provincial. Ambos factores centrales para la gobernabilidad de los intendentes, quienes pasan sus proyectos locales en los Consejos y negocian sus votos en las Cámaras de la Legislatura a cambio de fondos.

De este modo, las reglas y lo que se ponía en juego fomentaron lo siguiente:

  1. Fomentar las candidaturas territoriales (y testimoniales): Usar la imagen de referente locales (Intendentes) para arrastrar votos.
  2. Negociar y movilizar todas las bases sociales para ganar el voto en cada rincón de los municipios.
  3. PJ “localizando” la campaña y LLA nacionalizando ante la falta de dirigentes.

Opinión Pública

Mucho se ha hablado sobre los cambios en la percepción del gobierno en los últimos meses. Considero relevante poner foco en dos tendencias que vienen acumulandosé desde noviembre del 24.

La primera de ellas es la divergencia de los dos perfiles de votantes anti-peronistas. Aunque la elección del 2023 lo dejó en evidencia, por momentos el gobierno se esconde tras el 56% y se olvida del proceso decisorio de los electores no peronistas. Mientras los jóvenes menores de 30 años se conformaron como el núcleo duro de los libertarios, sus votantes fieles y defensores de las banderas y las formas de Javier Milei, los no peronistas del interior mayores a 50 años llegaron tras votar dos veces a Juntos por el Cambio y eligiendo a Milei como forma de rechazo al peronismo y su política económica. Si miramos el ICG, observaremos que desde noviembre del 2024 los mayores de 50 años muestran un declive sostenido de su apoyo al gobierno. Las razones son varias, pero podemos aproximar a una que engloba a otras: las formas. No solo las formas discursivas sino las formas del ajuste, muchas de los recortes recayendo sobre instituciones de las cuales la clase media saca rédito (ej. universidades, hospitales de referencia, etc) y que para ellos representan un innegociable cultiral y de consumo. Notesé, además, que la inflación que percibe este sector es superior al tener una canasta de consumo con mayor incidencia de los servicios.

Sobre este sector cabe hacer mención también a su escala de preferencias. Son votantes que, a diferencia de los jóvenes, le han dado históricamente preponderancia al institucionalismo y han castigado las causas de corrupción en el momentos de recesión. Los audios de Spagnoulo y las presuntas coimas de Karina y los Menem le dieron en el corazón de la escala de valores de este votante. A quién lo pusieron en un dilema: votar peronistas o votar corruptos. La salida: no votar o votar terceras vías.

El no identificar esta diferencia probablemente llevó al gobierno a un error estratégico. El votante fiel es el jóven libertario, que está dispuesto a defender al gobierno por muy buenas razones. La primera, este gobierno le permitió a muchos de ellos vivir dos años con la inflación a la baja por primera vez en su vida y comprar sus primeros dólares legales. La segunda, el costo del ajuste no recae sobre ellos por que la cantidad de activos que acumulan son escasos. El gobierno debe reconquistar a los “viejos meados”, tal como lo hizo en el ballotage del 2023.

Un último factor respecto a la opinión pública refiere a la incidencia de la recesión en la PBA. La mayoría de los empleos formales se encuentran en el sector público y en la industria local. Ambos sectores fueron los que más sufrieron los efectos de la recesión y para quienes la actividad económica todavía no repuntó.

Estrategia.

Sin dudas el punto más criticado del gobierno y en donde se produjeron los errores no forzados. Si tomamos como punto de partida que los armadores electorales de LLA daban por descontado una buena elección, entonces el objetivo de Milei no era ganarle a Kicillof sino someter al PRO. Objetivo que cumplieron, pero a costa de una atomización de la centro-derecha / derecha que aún se encuentra en una profunda crisis de representación. Esta atomización produjo, logicamente, una fragmentación del voto no peronista. Si se suman los votos de LLA, SOMOS BA, UNION Y LIBERTAD, LIBERTARIOS, etc, la derrota del gobierno era la pronosticada: menos de 5%. No obstante, la negociación ardua e intransigente de la LLA para con el PRO señalizó a otros representantes de la centro-derecha con arraigambre territorial y los llevó por el camino de la construcción de “terceras vías”.

El peronismo por su parte no estuvo exentos de disputas, la faccionalización está más viva que nunca, pero a diferencia del gobierno lograron un frente unificado en el que todos los intendentes y dirigentes traccionaron en su territorio por la misma boleta a pesar de toda diferencia interna.

De este modo, en esta crisis de representación en la que se encuentra la Argentina, el votante peronista encontró una vía para expresar apoyo a la causa o rechazo a Milei, mientras que el que buscaba alternativas de no peronista tenía un menú de ofertas más o menos competitivas que llevaron a la fragmentación del voto.

Futuro

Juguemos por un segundo a la bola de cristal. ¿Qué le espera a LLA? 50 días de campaña electoral y de negociaciones con el círculo rojo y los gobernadores. El gobierno se debe preocupar por mantener la estabilidad de la economía, que ningún día de oscuridad vuelva a ocurrir en los mercados, y mientras tanto prevenir que los gobernadores empiecen a armar coaliciones alternativas en los distritos. Asimismo debe recuperar la confianza del círculo rojo que, cada vez que huele derrota, cambia de andén. Lo importante, el presidente debe iniciar por ordenar la interna que lo rodea y delegar negociaciones en miembros de confianza. Él, por su parte, debe ponerse la campaña al hombro para reconectar vía los medios y las redes con el votante, volver a ser el Milei en campaña para lo que tiene un olfato propio de un buen político. Asimismo, aprovechar el efecto temor al Kirchnerismo que puede llevar a que mucho de los votantes +50 que no fueron a votar o eligieron terceras vías vuelvan al “mejor mecánismo para ganarle al Kirchnerismo” (como solía decir Milei en el 2023).

¿Qué le espera al peronismo? Una dura interna de acá al 2027 entre facciones. Kicillof parece finalmente haber derrotado a la Cámpora y posicionandolo definitivamente como candidato a presidente del 2027. Sin embargo, está será toda mi apuesta, mi sesgo de mirar el futuro mirando la historia me lleva a pensar que estamos frente a una re-versión de la interna Menem – Cafiero. De aquí al 27′, Axel será el preferido de la prensa (tanto para halagos como para críticas) y el enemigo del gobierno. Axel es, además, el hijo exítoso del modelo kirchnerista. El único de esos jóvenes que logró continuar una carrera política por su cuenta. En el 2027 el peronismo enfrentará por primera vez unas elecciones sin ninguno de los líderes reinantes de este siglo. Al igual que el peronismo del 89′ que tenían al General en el cementerio, ahora el peronismo tiene a la Jefa en prisión. Axel deberá lidiar con todas las facciones y con las críticas libertarias. Mientras tanto, los viejos peronistas cordobeses que estuvieron en el lado perdedor en el 89′ preparan la estrategia de silbar bajito, armar un candidato, tejer alianzas, hacerse presente en el radar y esconderse de los golpes, esperando la llegada del 2027 para volver a los ruedos. El riesgo de Axel Kicillof no es parecerse a Larreta, sino a Cafiero, mientras que en el Interior se está formando un nuevo Menem.

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